Por Almudena Oliver – E.I. las Huertas
A lo largo de mi vida profesional he recibido a muchos padres con la cuestión: “estoy seguro de que mi hijo es hiperactivo”. Y nada más lejos de la realidad, lo que pasa que hay niños que son más activos que otros y algunos son incapaces de aguantar más de 3 minutos “sin hacer nada”. Hoy vamos a hablar de esos niños, de los que necesitan una actividad constante y que, en muchas ocasiones, acaban con la paciencia de sus padres. Hay que tener en cuentas que nuestro pequeño no es consciente de ello. Para él o ella lo normal es tener un ritmo constante de actividad, incluso de cambiar de actividad cada 2 minutos. Según se vaya haciendo mayor, podemos explicarle las cosas pero mientras tanto ¿qué hacemos? Pues bien, vamos a intentar ayudaros un poquito.
Es muy típico en estos niños coger un juguete, jugar un minuto, sacar otro, jugar un minuto, sacar otro…. Si estamos con él en la habitación, podemos intentar que con el mismo juguete haga diferentes cosas o actividades. Por ejemplo: Juan ya no juega con las construcciones y va a sacar el avión. “Espera Juan, mira lo que hace mami” y le mostramos un camino, una torre, un castillo… de esta forma intentamos que vea otra forma de jugar con lo mismo y, al tiempo, que preste atención a lo que estamos haciendo.
Puede que esto no funcione y que a Juan le sigan aburriendo las construcciones y esté empeñado en sacar el avión. Bien, lo sacamos, pero antes tenemos que recogerlo todo. ¿Y si no quiere recoger? No hay avión hasta que no se quede todo recogido. Si es necesario, nos llevamos el avión y lo escondemos, pero que recoja. Esto tiene dos puntos muy positivos:
- Aprendemos y nos acostumbramos a recoger.
- Sólo por no recogerlo todo intentará aguantar más tiempo jugando con lo mismo.
Hay niños con los que es muy difícil dialogar porque se ponen nerviosos, son demasiado inquietos y no te escuchan… Por eso es muy, pero que muy importante que elijamos correctamente las actividades y los juegos de nuestros hijos. Por ejemplo: si el niño es muy nervioso, no debemos nunca regalarle una cama elástica para saltar o un juego que requiera una actividad física importante para que la desarrolle dentro de casas. Sí, es cierto que deben quemar esa energía extra que tienen dentro, pero también tenemos que ayudarles a controlarla. Podemos apuntarles a alguna actividad o llevarles al parque a correr, a saltar o jugar con ellos al aire libre a la pelota, al pilla-pilla, a la cuerda… pero hay que dejarles claro que ese tipo de juegos no se pueden hacer dentro de casa.
Cuando estemos en casa con niños súper activos o nerviosos, es importante que todos guardemos calma. Si oyen gritos en casa, hay nervios o tensión, ellos lo copiarán y harán lo mismo. Hay que procurar hablarles de forma calmada y pausada… comprobadlo: vamos a decir “¡Juan no cojas el avión!” dando un grito o, ahora, “Juan, cariño, el avión no se coge hasta que todas las construcciones estén en su sitio”. ¿A qué suena distinto? No chillar no significa que no tengamos autoridad, lo que hay que hacer es mantenernos firmes en nuestra decisión.
Los niños muy activos y nerviosos necesitan comportamientos que reflejen tranquilidad y calma a su alrededor, ya que intentarán imitarlos haciendo suya esta actitud.