En muchas ocasiones nos llegamos a plantear que nuestro hijo/hija no oye bien. Lo hacemos fundamentalmente porque cuando le llamamos no acude NUNCA a la primera. La mayoría de las veces, por no decir que casi todas, no es un problema auditivo sino un problema de conducta. Entonces, aquí viene la cuestión de hoy: ¿Qué hago cuando mi hijo no obedece? Es importante por supuesto que descartemos un problema auditivo y en el caso de que no lo sea empecemos a tratar cómo solucionarlo.
Nunca hace caso a la primera
Cuando hablamos de las rabietas comentamos que era fundamentalmente una manera de llamar la atención. En definitiva, empezaba como un enfado y acababa por ser, simplemente, una forma de hacerse notar.
En este caso es distinto. Cuando tu hijo no obedece, no es que de pronto haya aprendido a no hacer caso. Generalmente son niños que casi nunca han obedecido a la primera. Ya descubrieron que no pasa nada si no lo hacen. Es más, si tardan más de lo debido, al final mami o papi se ponen tan nerviosos que les hace hasta gracia.
Como casi siempre, lo que tenemos que hacer es observar cuál es nuestra actitud o nuestra respuesta. Por ejemplo, si les estamos llamando y no viene ¿qué hacemos nosotros?
¿Cómo reaccionas si tu hijo no obedece?
– Nos damos por vencidos y pasamos.
– Nos desesperamos y les pegamos una voz.
– Acabamos haciendo de mala gana lo que queríamos que hicieran ellos.
Si optamos por la primera, ellos no notarán ninguna consecuencia y por lo tanto les dará lo mismo. Seguirán haciéndolo. Si consiguen que nos enfademos de manera que les demos un grito, no está mal del todo. Pero, al final, ellos no vienen y eres tú la que cede. Por supuesto nunca, bajo ningún concepto, debemos hacer lo que pretendíamos que hicieran ellos. Pensaran: “si mami me pide que recoja y no hago caso, al final lo hace ella y yo hago lo que quiero….” Eso sí, entiendo que haya veces en que esa sea una de nuestras opciones. Pero si él gana la primera batalla, tienes bastantes papeletas para acabar ganando la guerra.
Lo que debemos hacer
Lo que tenemos que hacer, como en casi todos los casos de mal comportamiento, es que él/ella note una consecuencia en su actitud.
– ¿Te llamo y no vienes? “Pepito cuento 3 para que estés aquí”
– ¿Sigue sin venir? Bien, te acercas, vas a ver lo que está haciendo y, por ejemplo, le quitas el juguete o le apagas la tele.
– Te dirá que por qué, que no hagas eso. Tú le explicas: “te estoy llamando. Tienes que merendar. Después de merendar te dejaré ver la tele”.
– Cuando termine de merendar le dices: “la próxima vez no te dejo ver la tele. A mamá hay que obedecerle a la primera”. Es muy importante que le quede claro que el castigo NO es por no merendar, ES porque hay que obedecer a la primera.
Este es uno de los miles de ejemplos que podemos poner. En todos habría que actuar más o menos igual. Por supuesto, hay que reforzar positivamente cuando hagan algo a la primera. No debemos olvidar que estamos modificando una conducta y el refuerzo positivo es lo más importante.
Ah! Y no olvidéis que, aunque en el momento no nos parezca que tenga consecuencias para él/ella porque parece que no les afecta, sí que lo hace. Así que, como siempre, no bajéis la guardia y aquí encontrareis más consejos sobre los castigos!!